Cuando Barcelona y Europa «eran» globales.
Reflexión entorno al Giardinetto Sessions con Santiago Roncagliolo
Barcelona, España, Noviembre 2019.
Se hacen palpables los dibujos de una Barcelona y Cataluña cada vez más local, mientras en Europa pareciese que todos luchan por defender la unión de fronteras. Hablar de crisis social es extremista, más cada uno es libre de darle adjetivos a la incertidumbre y oscilante situación tras las multi-diversidad de experiencias que se escuchan de quien vive aquí.
Es veraz y voraz la fantasía de una vida en Barcelona que muchas veces te hace «flipar en colores»: el sueño barcelones. Pero también lo es reconocer que este territorio se hace cada vez más de un «nosotros» al que según la etiqueta que lleves puesta, te costará -pertenecer-. Entendemos que tantas décadas de apertura social hayan extralimitado la carga cultural y económica de esta ciudad a la que admiramos y muchos sentimos nuestra también, muy nuestra. Con ello aceptamos la situación y a partir de ello hablamos que aquí hay una diferencia abismal (…) entre ver los ojos siendo turista, estudiante de corta estancia, hombre/mujer de negocios y otra al ser ciudadano real, extranjero o no, inmigrante o no; y que sí, es difícil.
Primero acepto, luego existo? No sólo es mi caso, es el de muchos más que conformamos un «nosotros» al que con estimación pertenecemos. Por ello siempre hablo de la necesidad de romper fronteras con nuestras acciones y concienciarnos que reforzar las etnologias, en un contexto hiper-internacional como el de Barcelona, se me hace poco saludable y que antes de hablar del país donde nacimos, están las historias de vida que nos hacen estar aquí.
Tal cual ha inspirado mi propuesta artística que nace de dicha necesidad de conectarnos como comunidad a partir del paisaje urbano del lugar donde vivimos o hemos vivido, ese territorio que nos une. Aplaudo la sensata y provocativa visión de Santiago Roncagliolo, escritor peruano a quien hace 20 años el Mediterráneo, el sol, una copa y el amor, incitó el decidir vivir aquí, y a quien como a él, hoy sigue incitando a muchísimos que quieren sumarse al sueño barcelones.
Sabanas Blancas
Reflexión entorno a la ultima composición de Omara Portuondo.
Barcelona, España, octubre 2019
Las expresiones artístico-culturales vinculadas a la identidad de lugar, son herramientas de empoderamiento y salvaguardia de la memoria histórica y colectiva. La música es sin duda alguna, un recurso fundamental en los procesos de conexión entre las diversas comunidades que integran un territorio.
La música es mucho más que baile e instrumentos en movimiento; una canción como “sabanas blancas” de Omara Portuondo refleja el sentido de pertenencia de quien la interpreta y para quien la escucha, llega a los corazones y por ende a los recuerdos que en ellos habitan.
Comparto este claro ejemplo de la responsabilidad del arte a favor de los procesos del fomento de la cultura; la fuerza de lo propio versus lo foráneo… Música, arte que nos habla de cierta Habana: gente, tradiciones, creencias, barrios, calles, balcones, colores y olores. “Habana, yo te juro que me muero de amor y de ganas de andar… tus lugares”.
Vestir con “dulce fuego” el paisaje urbano de la ciudad.
Bogotá , Colombia, Diciembre 2018.
Imagen tomada de www.kienyke.com
Cada año en la gran mayoría de ciudades colombianas, hoy 7 de diciembre, se celebra el “DÍA DE VELITAS”. Esta fiesta se basa en la tradición religiosa como dogma al prender una vela por fe y devoción a la Virgen Inmaculada. Lo cierto es que, como en muchos casos, la cultura ha superado la religión y esta celebración, más allá de verse como un acontecimiento católico, es uno cultural el cual une a quienes lo celebramos. Muchas personas seguimos esta tradición consientes del origen de dicha manifestación, pero en muchas de las calles y barrios de ciudades como Bogotá, millones de personas se unen con un objetivo compartido: prender velitas, como un hecho cultural y de identidad que anuncia el inicio de las fiestas de fin de año.
Hoy, las ciudades colombianas se iluminan naturalmente por todas y cada una de las llamas que sus ciudadanos encienden en balcones, ventanas, jardines, aceras y hasta en parques y plazas. Se supone que tras cada vela encendida, hay una emoción de fe o gratitud por lo sucedido el año que finaliza o el nuevo que comenzará. Lo cierto es que, todas esas llamas encendidas cargan consigo una gran emoción colectiva: compartir unos con otros, unirnos en comunidad, disfrutar la calle y “vestir con un dulce fuego” el paisaje urbano de la ciudad.
Curiosamente, hace un año prendí velitas en Lyon, ciudad francesa en la que el 7 de diciembre se celebra “la Fête des Lumières” (fiesta de la luz). El evento ahí es apoteósico, pues el gobierno de la ciudad acondiciona gran cantidad del espacio público con intervenciones de luz, tecnología, música y sonido. Todos los ciudadanos pueden caminar en masa por circuitos organizados, visitando cada una de dichas intervenciones de luz. Lo realmente interesante de haber estado ese día en, es que gracias a Julie (una querida amiga), prendimos velitas con sus hijos y mi pareja en su terraza. Fue curioso, porque el sentido de dicho momento fue muy especial, tanto como lo hacemos en Pasto, mi ciudad de origen. Sentí como a pesar de la distancia, me conectaba con las tradiciones culturales con las que crecí. Entendí, como este tipo de pequeñas cosas, “rompen fronteras” y pese a los diez mil kilómetros de distancia entre Pasto y Lyon; prender una velita unía culturalmente dos ciudades del mundo y más que esto nos unía como seres humanos.
Esta pequeña reflexión, hace parte del gran sentido que tiene entrar en conciencia de las pequeñas cosas que suceden en nuestras ciudades, porque es en ellas donde realmente nace la identidad de ser de dónde somos o de dónde nos sentimos parte. Pienso que, dicho sentido de apropiación se convierte luego en nuestra verdadera cultura. En mi caso como colombiano, llevaré a donde vaya el día de velitas, recordando tantos 7 de diciembre como pueda, contando a quien me acompañe las cosas que hacía en donde antes viví: Pasto, Cali, Bogotá, Barcelona o Lyon. Compartiré con gusto mi identidad, junto a la gratitud que produce haber vivido esos momentos a lado de familia y amigos, sin importar origen, creencias o nacionalidad.
Hoy prendamos una vela por la unión que como seres humanos, urbanitas o no, que tanto necesitamos, y que debido a las fronteras físicas y políticas, hoy nos separan mucho más de lo que a veces ya hace la distancia.
Feliz día de velitas en donde te encuentres!
RINES Y REDES. Arte-Rap, cubeta de huevo y cartón.
Bogotá , Colombia, Diciembre 2018.
Ellos son Smith, Brayan y Leonardo, ellos son -Rines y Redes-. Antiguos habitantes de la calle que tras cuatro años de un proceso de renuncia a las drogas y comenzar una nueva vida; hoy sueñan con poder vivir del arte. -Rines y redes- es un proyecto de reciclaje con fines artísticos. A partir de cartones, cubetas de huevo, hilos, madera y pintura, crean diferentes tipos de artículos inspirados en la naturaleza, que pasan a ser vendidos donde la oportunidad del día a día en Bogotá se los permite. Según Smith, hoy buscan una bodega en la ciudad para poder trabajar junto a más de 200 personas que poco a poco se han unido a este proyecto de arte y reciclaje.
El pasado 7 de diciembre, caminaba por el Parkway en Bogota y tras pasar por su -puesto de trabajo-, preguntar por sus coronas de flores, admirar su arte, comprarlo y conversar por más de media hora con ellos, recuerdo muy bien lo que Smith me decía: «viví 10 años en el Bronx, desde que era un niño. Cuando nos sacaron de allá, nos quitaron nuestra casa y no sabía qué hacer, no tuve a donde ir así que me deje ayudar por la gente del gobierno. Me tuvieron mucha paciencia. Hoy no consumo nada. Yo ahora solo quiero trabajar y enseñarle a otros, que si hay otro camino».
Los conocí, me emocionó su arte y me conmovió su historia. Invito a apoyar este tipo de excelentes iniciativas, mucho más viniendo de nuevas conciencias como la de estos tres ciudadanos quienes después de luchar contra su propio organismo, hoy se consideran antiguos drogadictos y personas rehabilitadas que comienzan una nueva vida y un nuevo sueño, trabajar reciclando y crear a partir de ello. Este tipo de ejemplos, son los que hay que bien seguir.
Rines y redes aún no tiene redes sociales, su contacto con este mundo es mínimo, pero pronto comenzarán a hacerlo. No obstante, ellos también hacen rap y han creado una primera canción en video llamada «Almas Libres» como Nosotros Somos Freesou. Un simple like en su vídeo o más adelante hablar de su proyecto y por qué no? Acceder económicamente a su propuesta de arte; es la respuesta que en principio ellos necesitan. Este proyecto artístico, nace tras la ilusión de progreso y de cara a la esperanza de “poder vivir”, un poco, del arte.
Por mi lado, me comprometo a seguirlos al menos en su canal de Youtube. Cuando abran Facebook e Instagram participaré su trabajo. Y tanto como pueda apoyaré su arte y su sueño. Y a ti, te gustaría apoyar a Rines y Redes?
Info RINES Y REDES: https://www.youtube.com/watch?v=nrCBb1S2j-8